DECÁLOGO DEL RESIDENTE

 

1. Es durante tu etapa como residente cuando más puedes aprender. Debes ser consciente de esto porque la residencia dura menos de lo que al principio parece. ¡Aprovecha el tiempo!

 

2. El aprendizaje requiere de esfuerzo personal. La barrera cerebral es impermeable a las partículas de conocimiento. El principio de ósmosis no debe presidir tu formación. ¡Estudia a diario!

 

3. Adopta una postura crítica, pero no seas destructivo. Observa lo que te rodea, razona lo que hagas y busca una explicación para lo que veas hacer.

 

4. Debes aspirar a formarte de una manera integral. Los conocimientos científicos no son suficientes para ejercer bien la especialidad que has escogido.

 

5. No dudes en preguntar si no sabes qué actitud tomar en un momento determinado, o ante cualquier duda. Pregunta siempre que sea necesario pero esfuérzate e intenta responder tú primero.

 

6. No trabajes de forma automática. No hay, en ningún aspecto, dos pacientes iguales. De todos ellos debes aprender.

 

7. No trabajas solo. Formas parte de un equipo multidisciplinar. Piensa en las demás personas que trabajan contigo y valora su labor.

 

8. Serás consciente de que vas aprendiendo. No te relajes, evita el exceso de confianza. Sé humilde, recuérdate a ti mismo cuando comenzaste.

 

9. Asume las responsabilidades que te correspondan en cada momento. No seas temerario, no asumas competencias que te sobrepasen. No seas demasiado temeroso, y dejes de asumir decisiones que te competan.

 

10. Preocúpate ante todo por tus pacientes. Recuerda que, aunque estás formándote, ya eres médico.