
La seguridad del paciente se define como la ausencia de daños prevenibles en los pacientes y la reducción hasta un mínimo aceptable del riesgo de causarles innecesariamente daños al atenderlos. En el contexto asistencial más amplio, consiste en un conjunto de actividades organizadas que permiten establecer procesos, sistemas de valores, procedimientos, comportamientos, tecnologías y entornos de atención con los que reducir los riesgos de forma constante y sostenible, prevenir la aparición de daños evitables, reducir la probabilidad de causarlos y mitigar sus efectos cuando se producen.
Existen diversas causas habituales de daños a los pacientes como son: errores en la prescripción de medicamentos, errores asociados a intervenciones quirúrgicas, infecciones asociadas a la atención de salud, errores diagnósticos, caídas de pacientes. tromboembolias venosas, úlceras de decúbito, prácticas riesgosas de transfusión de sangre, errores relativos a la identificación de pacientes, prácticas riesgosas de inyección, etc.
La mayoría de errores no se deben a prácticas incorrectas de un trabajador de salud sino que es producto de deficiencias sistémicas o procedimentales que desencadenan dichos errores humanos.
Invertir en la seguridad del paciente permite obtener mejores resultados sanitarios, reducir los costes relacionados con los daños a los pacientes, mejorar la eficiencia de los sistemas de salud y fomentar la confianza de la población en ellos.
Es por ello que nace esta sección para garantizar la máxima formación y documentación posible al personal sanitario, evitar los máximos errores y fomentar la seguridad del paciente, consiguiendo así mejores resultados en salud.
Fuente: Seguridad del paciente. Organización Mundial de la Salud. (URL: www.who.int)