Alicante (30-07-25). Tras 25 años de servicio en el Hospital General Universitario Doctor Balmis, el doctor Antonio Server culmina su trayectoria profesional. El pasado viernes, coincidiendo con su 70 cumpleaños, recibió un cálido homenaje con motivo de su jubilación, al que asistieron cerca de 200 personas, entre ellas numerosos compañeros del centro (de todos los estamentos) y personalidades de distintos sectores de la sociedad alicantina.

Podemos afirmar, sin lugar a dudas, que Antonio es uno de los profesionales más conocidos y queridos de nuestro hospital.

Nació en Benalúa, cursó estudios en el IES Jorge Juan y posteriormente en el Colegio Internacional Lope de Vega de Benidorm. Estudió Medicina en la Universidad de Valencia y finalizó los estudios en Alicante. Se doctoró en Económicas con una tesis centrada en la adaptación de los hospitales a las personas con discapacidad visual, y realizó diferentes estudios de posgrado en temas de gestión sanitaria.

Fue asesor médico en ASISA durante 25 años y se incorporó a nuestro hospital, donde ha trabajado durante otro cuarto de siglo como médico de la Unidad de Documentación Clínica y Admisión (UDCA), centrando su trabajo en la coordinación quirúrgica, una figura dependiente de la Dirección Médica.

Su principal compromiso ha sido siempre facilitar la labor de los demás, de los profesionales que cada día se enfrentan a la enfermedad, poner todos los medios posibles a su alcance, con el único fin de mejorar la salud y la seguridad de los pacientes.

Para el recuerdo ha quedado la exposición fotográfica “Testigos de excepción” que todavía puede verse en el Lucernario del hospital, en la que retrató y rindió homenaje a muchos de los profesionales durante la pandemia de COVID-19.

La personalidad de Antonio es arrolladora y consigue todo lo que se propone. Entró en contacto con la Fundación Vicente Ferrer (FVF) hace muchos años y ha sido colaborador incansable de esta ONG, con innumerables iniciativas de recaudación de fondos, y ha visitado en diferentes ocasiones la India, con un verdadero interés por mejorar la vida y contribuir al progreso de las familias vulnerables.

Para su despedida, Antonio tenía claro cuál era el regalo que quería: apoyar la educación de niños y niñas sin recursos en Nepal. Un nuevo reto solidario, de la mano de la FVF, para impulsar la escolarización de niños e impedir que sean víctimas del trabajo infantil. Preguntado por este aspecto, apunta que “se pueden hacer muchas cosas en el mundo solo con la buena voluntad de unas cuantas personas”.

Aprovechamos esta oportunidad para agradecerle el cariño que ha sembrado entre todos, de manera genuina, así como su dedicación constante al servicio de los pacientes. Profesionales como él nos hacen grandes.

Feliz vida, Antonio.